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Relatos

Doña Zopi Chack Pool Chóm

By 15 octubre, 2020mayo 24th, 2021No Comments

I

Muy por encima de las nubes, tan alto que nadie alcanzaba a verla, doña Zopi Chak Pool Ch´om se mecía plácidamente, ladeando su cuerpo para acá y para allá. Observa esa ruta, entre tierra adentro y el mar, que tantas veces ha recorrido. Sus potentes ojos y su fino olfato perciben un animal a punto de morir. 

Doña Zopi Chak Pool Ch´om se prepara a llevar a cabo su oficio de limpieza, trabajo de extraordinaria utilidad. Con majestuosas vueltas va trazando una espiral hasta posarse sobre el suelo. Segura de que la vida lo ha abandonado, devora con calma al difunto 

animal. luego, espera inmóvil mientras digiere su alimento. Es importante seguir este ritual, comer rápido y salir volando perjudicaría su salud. 

Se encuentra en un espacio dónde las ramas de los árboles se mecen y platican unas con otras. Las iguanas, las hormigas, los zorrillos o los pájaros, todos están tomando sus alimentos. Doña zopi descansa, atenta a cualquier ruido que pueda ser peligroso para ella.Piensa dirigir su vuelo rumbo al mar hasta llegar a la costa. 

II

Despacito, doña Zopi Chak Pool Ch´om de cabeza roja, extiende sus poderosas alas de plumas negras en dos tonos. Recorre un largo trecho. A mitad del trayecto, al perfilarse la franja de playa, desciende y se acomoda en la rama de un árbol seco. 

-El cielo cambia y es siempre el mismo, aunque lo crucen los aviones dejando sus estelas blancas, y en ocasiones huela el aire muy, muy feo. El agua de la mar también cambia sin cambiar, incesante va y viene según su costumbre, aunque tenga que cargar mucha basura, desperdicios, enormes barcos y desechos que reposan en el fondo, cosas que la marea le ayuda a acomodar poco a poco para evitarse mayores molestias. 

Lo que sí veo yo con claridad, que resalta más distinto, es el verdor. Lo cruzan tantas cintas negras que parece enlutado. De los grandísimos árboles cuyas ramas al acercarse unas a otras daban frescura, sombra, quedan pocos, muy pocos donde podamos hacer una pausa en el vuelo. De las gigantescas y sagradas ceibas han desaparecido selvas completas, igual que del frondoso guanacaste, que me gusta tanto verlo cerrar sus hojitas por la noche; ¿se duermen? también le dicen orejón a ése árbol, porque sus semillas eso parecen, una oreja dura, poco maloliente, que guarda bolitas útiles para curar a los que muerde una serpiente. y así podría seguir contando de un montón de arbolones que además de sombra, dan maderas, frutos, flores, remedios para aliviar enfermedades. 

Muchos pájaros se asustan de no tener sitio para hacer sus nidos. He visto y me han contado de algunos seres, chicos o grandes, que llevan unas horquetas con liga y les llaman tirahules. Lo que tiran no son hules sino piedras, lastiman y matan, sobre todo aves, desde palomas hasta buhos, gorriones o chachalacas. Lo hacen sin ton ni son, por el gusto de acabar la vida, de destruir. Los nidos se los roban y los huevos los tiran. Si siguen así, en un tiempo no habrá quien cante ni alegre el mundo con sus trinos.- 

III

De pronto, doña Zopi Chak Pool Ch´om dejó de cavilar. Lentamente batía sus alas, para seguir navegando en las corrientes de aire. 

En esa mañana espléndida podría visitar a su amiga doña Flaminia Mecoh. Feliz, contempla muy a lo lejos el horizonte, se aleja del verdor para acercarse a los tornasoles del agua salada. Distingue ya los macizos de mangles, que crecen en las costas enseñando sus largas raíces. advierte que el manglar esta cada vez más poblado por casas, el agua alrededor despide fétidos olores. 

IV

Una algarabía multicolor, de tonos naranja, blanco, verde, amarillo, obligó a doña zopi chak pool ch´om a disminuir la velocidad. Observó allí cerca miles de mariposas atemorizadas volando sin saber a dónde dirigirse. 

Una turba de chiquillos, armados de ramas secas con tremendas espinas las habían agredido y las perseguían para matarlas; unos cuantos juntaban en botellas de plástico las hermosas alas multicolores. El puntito negro que se movía allá en lo alto del firmamento, al bajar se convirtió poco a poco en amenaza. Nomás ver a doña Zopi Chak Pool Ch´om, los maldosos empezaron a dispararle piedras con sus tirahules. 

Sin tener miedo, ni inmutarse por el ataque, doña Zopi Chak Pool Ch´om voló despacio, muy despacito, en círculos cada vez más bajos y más cerrados. Al escuchar el enérgico ruido de sus alas, mirar su torva e imponente presencia, los niños salieron corriendo y dejaron de perseguir a las mariposas multicolores. 

V

Doña Zopi Chak Pool Ch´om  muy alegre, siguió meciéndose parsimoniosa en las suaves ventolinas, disfrutando el sol y la vista de las tonalidades verdes, plateadas, azulosas de la mar. En la costa refulgían los manchones color salmón de un grupo de flamencos. 

Al llegar a la laguna costera rodeada de manglares, que la protegían, la colonia de sus amigos la esperaba impaciente. Le tenían una grata sorpresa; de los nidos de lodo, arena y pequeñas conchitas que construyen estas aves palmípedas al ras del agua, la primera que había logrado empollar era doña Flaminia Mecoh. Orgullosa mamá, no de 

uno, sino de dos hermosos polluelos. 

El par asomaba sus inquietas cabezas, apenas cubiertas de finas plumitas blancas, para recibir sus porciones de alimento: caparazones de cangrejo, langosta o caracolitos, larvas de peces y algas que doña flaminia trituraba en su pico con todo cariño, para que los pequeños crecieran fuertes y con las maravillosas plumas de color rosado, tirándole al salmón, que distingue a las familias de su especie. 

Doña Zopi Chak Pool Ch´om y doña Flaminia Mecoh, se regocijaban, agradecían el milagro de la vida mientras los polluelos devoraban con gran apetito.

María Teresa Bermúdez 

San José Tzal – 2018