Los festejos, luego de 2024 años de celebrarse, la verdad es que han cambiado. Por supuesto, los cambios se van dando siempre y en todos los aspectos, y eso es bueno, pero en este caso, me parece necesario reflexionar un poco.
Celebramos a Jesús, que en nuestro México ha estado casi desde el Siglo XV. En esta tierra fiestera, juguetona, alborotada, al Chilpayatito Dios se le prepara un Nacimiento, en el corazón de cada uno. Los domingos de Adviento, las Nueve Posadas con sus multicolores piñatas, nos van preparando; esto, representa también el final de un año y el inicio de otro nuevo. Es la vuelta de la luz y calorcito del sol en primavera, tras el invierno, oscuro y frío. Es el renacer de un nuevo ciclo de vida, va con la naturaleza, nada tiene que ver con millones de focos eléctricos, ni con música a todo volumen.
A San Nicolás, un obispo de Turquía allá por el Siglo III, se le representó como patrono de todos los niños, a quienes regalaba naranjas el 6 de diciembre. Después se le conoció como Papá Noel, y más tarde como Santa Claus. De esta manera, se cristianizaron las fiestas paganas del solsticio de invierno.
María Teresa Bermúdez
Navidad 2024