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Relatos

Los indios

By 4 julio, 2020mayo 14th, 2021No Comments

Un indio es una persona que nació en la India, un país de Asia.

Cuando Cristóbal Colón quiso llegar a la India, confiado en su teoría de la redondez de la tierra, se topó a medio camino con un inmenso continente, desconocido por los europeos. 

Finalizaba por entonces el siglo XV. Los descubrimientos estaban en boga. Tanto Colón como los demás navegantes que llegaron, primero a las Islas del Caribe y después a tierra firme, a la gente que encontraron los llamaron indios, en la creencia de haber llegado a esas Indias Orientales que buscaban.

Resultó que en este lado del planeta, vivía una infinidad de moradores acostumbrados al sol, con tonos de piel,  modos de hablar, religiones, tradiciones y usos muy distintos; incluso antagónicos a los que se practicaban en la Europa Occidental, de dónde habían llegado los viajeros. El aspecto, fisonomía, vestimenta eran también exóticos para ambos grupos humanos, que empezaban a tomar conciencia de otros distintos a ellos.

El encuentro fue muy complejo, tuvo muchos entresijos, entre los recién llegados que buscaban tierras y riquezas, porque Europa en aquellos años atravesaba tiempos difíciles, y los nativos, que no esperaban semejante visita. La sorpresa, el asombro, fueron las primeras reacciones.

  Lo que es actualmente una parte del territorio mexicano: inmenso, en medio de dos mares, con un entorno natural de contrastes, colores, flora y fauna muy particulares, quizás imaginables, únicamente en la fantasía para quienes no las habían visto desde siempre; territorios donde se ubicaban grupos humanos con culturas propias, que nada tenían que ver con lo español, ni con el cristianismo, ni con el judaísmo, ni con lo árabe, ni con nada de lo conocido allende el Atlántico. Esto les provocó resquemor, curiosidad, repulsión y un montón de sentimientos contradictorios, tanto a los de aquí como a los de allá. Descubrirse unos a otros, desembocó en un violento choque, pues lo desconocido despierta los miedos.

Bajo la bandera de la Evangelización, algunos  intentaron conocer más a fondo lo que se toparon en estos rumbos, para desarraigarlo e implantar su sello de conquistadores. Los cambios empezaron a sentirse en todos los ámbitos. Fueron lentos y dolorosos, especialmente para los pueblos autóctonos que al quedar sometidos perdieron sus lenguas, sus tierras, sus creencias, su cosmogonía, sus nombres, y se vieron obligados a vivir de modos que ni conocían, ni les interesaban y bajo la denominación a veces  peyorativa de indios, indígenas o lo que es peor, inditos.

La confusión sentó sus reales.