TRAS LOS PASOS DE NELLY
El presente texto fue urdido por dos tocayas,
María Teresa Herrera Albertos y María Teresa Bermúdez Bañuelos, con mucho cariño,
a la memoria de Nelly.
En el recién estrenado Siglo XX la tensión mundial crecía, a tal grado, que en Europa las mujeres empezaron a trabajar en las fábricas, el mundo se vio trastocado por la sangrienta guerra de trincheras, que abarcaba varios países. En el 1915, Estados Unidos, procedió militarmente en Haití, y luego en Cuba, para seguir su política intervencionista. Ese mismo año, Alemania, atacó Polonia y después Prusia. En 1917, el zar Nicolás II de Rusia renunció al trono. Europa, convulsionada por la mortandad y pérdidas de esta Primera Guerra Mundial, intentaba rehacerse de tan tremendos desastres, reanudar las vidas que no habían sido truncadas. Sin embargo, en 1919, se fundó en Italia el Partido Nacional Fascista.
México, tantas veces invadido durante su corta Historia, se declaró neutral durante la primera gran conflagración. Los caudillos revolucionarios prevalecían en sus desencuentros. Yucatán, estrenó el ferrocarril, los talleres de La Plancha, fueron el punto de encuentro donde los obreros, solidarios, empezaron a organizarse. Hubo cambios en el gobierno, que recrudecieron el añejo descontento entre los campesinos, y los modos de muchos otros para beneficiarse. En 1915, Salvador Alvarado, un sinaloense, llegó como gobernador, comandante militar con 7000 soldados, y miras a reorganizar el orden en el Estado. Creó, Alvarado, la Comisión Reguladora del Henequén, más tarde la del Comercio. Otorgó la libertad a los peones, libertad que provocó descontento y confusión. En el reparto agrario, intentando no tocar los intereses de los hacendados, promulgó la Ley Estatal del Trabajo. Decisiones llegadas de fuera, que muy poco afectaron usos y costumbres.
En 1916, se llevó a cabo el Primer Congreso Feminista, primero que hubo en la República Mexicana, tal vez porque en el Sureste las circunstancias eran más graves para el común de las mujeres. Aunque entre ciertos grupos, existía este tipo de inquietud, la tradición, la mentalidad fuertemente arraigadas, difíciles de modificar, impidieron que estos cambios influyeran. Las mujeres del interior, aisladas, en ese entonces sólo caminando podían trasladarse, igual que hoy en día recolectaban la leña del monte para venderla y subsistir, pero nadie sembraba ningún árbol. Las escuelas eran insuficientes, las noticias casi no llegaban, el analfabetismo, la superstición, la ignorancia y el alcoholismo, lo mismo entre hombres que entre mujeres, prevalecía. ¿Dónde habían quedado los usos y costumbres de la antigua civilización maya? La condición de dominadores y sometidos fomentó esta circunstancia.
Por esas fechas, se estableció en Yucatán la enseñanza laica, gratuita y obligatoria, pero además socialista, derivada de la doctrina que da preferencia al interés de la comunidad, no, a los intereses individuales. El gobierno de Salvador Alvarado, quiso integrar a los mayas en una sociedad que difícilmente los aceptaba, con la que ellos tenían únicamente nexos de servidumbre, por ser así más conveniente. La Casa de Montejo, ostenta en su fachada una cabeza maya sometida bajo cada uno de sus pies, en las dos esculturas frente a la Plaza Grande de Mérida la Blanca; blanca, porque intramuros, sólo los blancos tenían autorización de habitar.
El gobierno de Salvador Alvarado, en un intento por variar el contexto, dictó varias leyes: La República Escolar, para fomentar la enseñanza; los hacendados tendrían obligación de abrir escuelas, pagar maestros y el material necesario. Liberó a los peones de las haciendas, medida que desató el odio, el rencor, el maltrato, ejercido de generación en generación, apeñuscado durante tantísimos siglos; ellos no conocían otra cosa que el sometimiento. Más tarde, los empleados domésticos, hombres y mujeres, también obtuvieron su libertad,
sin tener idea de qué hacer con ella. Sufrieron el desarraigo, dando lugar a que peones acasillados pudieran desplazarse, sin haberlo hecho antes, en un profundo desconcierto. Alvarado también declaró a Yucatán, el primer Estado seco de la República, ¡era como arar en la mar!
Hubo una Junta Superior de Sanidad para vigilar a las prostitutas, se les cancelaron las deudas contraídas, por ley clausuraron las casas de citas. El gobierno de Alvarado no dejó títere con cabeza, pues hasta cerró iglesias fuera de Mérida y le incautó el palacio al arzobispo en turno. Drásticas mudanzas, sumamente difíciles de aceptar. Para las mujeres, se estableció por ley el servicio doméstico remunerado; ellas no tenían la costumbre de recibir un pago, servir era su modo de vivir, carecían de libertad sobre su persona y sus bienes, incluso sobre su propio cuerpo. Para colmo, la tutela paterna del sexo débil, en Yucatán se prolongaba hasta los 30 años. La subordinación, sinónimo de incapacidad, se fue transformando poco a poco, en amparo y cuidado, una forma más sutil de mantener el control.
El estrago en las costumbres y la legalidad, establecido y arraigado por la ambición, mediante los intereses creados, trajo como resultado que al cesar la demanda internacional del henequén, los hacendados retomaran sus tradicionales abusos. La Constitución Mexicana de 1917, modificó el panorama. En febrero de 1918 a Salvador Alvarado lo nombraron comandante militar de la zona y entregó el gobierno a Felipe Carrillo Puerto. Intentaron detener el avance socialista, hubo represión y sus partidarios perseguidos. Entre telones estaba la Asociación de Henequeneros de Yucatán. Los peones tuvieron que aceptar de nueva cuenta los vales, se reabrieron las tiendas de raya, las deudas impagables, las agobiantes jornadas de sol a sol y los castigos. A río revuelto, ganancia de pescadores, reza el refrán, así que los poderosos y la compañía extranjera Harvester, quedaron satisfechos.
Sea como fuere, el 3 de febrero de aquel año de 1919, cargadito de un sinfín de conflictos, en la hermosa ciudad de Mérida, la de la Península de Yucatán, nació una niña a quien llamaron Nelly. Nelly Cetina Gutiérrez Albertos, según consta en el acta 623, de la Dirección General del Registro Civil. Nelly, es un hipocorístico, o sea, es un vocablo que para expresar mayor cariño, se acorta, o se modifica, al imitar la pronunciación de los pequeños. Nelly deriva del inglés, Ellen o Eleanor. Elena, en español; es de origen griego y significa: bella como la aurora o el resplandor del sol.
Nelly, la niña rubia, llegó al nacer a un espacio mágico, una tierra de inmensas ceibas, palo de Campeche, guanacaste, jabí, una vegetación exuberante, quizás abrumadora, avasallante, entreverada con mundos en discordia, que los antiguos pobladores respetaban y los nuevos explotan. Plagada de seres desconocidos que muy seguido les causan resquemor. Multitud de rostros tan distintos, en su estructura, en su color, en su suave hablar de una lengua maya, que poco a poco engulló el español; poseían un pensamiento originario, enraizado a la tierra lo mismo que conectado a la infinitud, a los misterios del universo, al firmamento, y al inframundo, que tanto temor provoca en Occidente.
Nelly, nació en la hamaca de una avanzada civilización, que como un río subterráneo nutre a sus habitantes, no obstante su azarosa negativa. De allí, tal vez los conflictos; innúmeros secretos, misterios que deben resguardarse. Los recovecos, por oscuros, no es necesario alumbrarlos, cuanto mejor si permanecen en penumbras, aunque desemboquen en mentiras, enredos, vergüenza; esa desagradable sensación que tanto afecta al ser humano. La prudencia es esencial. Se guardan las apariencias, sin importar la ambigüedad, el dolor.
En casa de la pequeña Nelly, la madre, mujer de carácter enérgico y suaves maneras, hacía honor al nombre de Ofelia, que significa: la caritativa. Ofelia Albertos Tenorio estaba casada con Amílcar, nombre de antiguo linaje cartaginés, que como tantos otros se escabulleron del Asia Menor, para brillar entre las palmeras y el verdor del trópico. Amílcar quiere decir: el príncipe de la ciudad. El prestigiado maestro Amílcar fue un renombrado músico. Llegó recién nacido a la casa de Rita Cetina Gutiérrez. Era un pequeño envoltorio, en brazos de una mujer desconocida, según consta en los documentos.
Rita, muy generosa, soltera, sin hijos, mujer de avanzadas ideas, maestra, dedicada en pleno a la educación de las mujeres para mejorar las condiciones de sus coterráneas, y además feminista, decidió adoptar al pequeño Amílcar, nacido en 1880. De aquí, el origen algo extraviado, como borroso o embarullado, del niño Amílcar.
¿Sería Rita Cetina una madre soltera? Sería aventurado afirmarlo, pues fue una mujer interesada en el conocimiento, y dispuesta a compartirlo por medio de la enseñanza; interesada en mejorar la labor del magisterio y la formación femenina, para que las mujeres tomaran decisiones sin pedir permiso o ser enjuiciadas. Desde niña fue muy amiga de Gertrudis Tenorio Zavala, ambas poetisas y maestras, tal vez su profunda amistad estuvo afincada en la búsqueda de una mayor libertad.
Probablemente sus experiencias de vida, los miedos, dudas, dificultades, que desde la infancia enfrentaban las mujeres en esa sociedad decimonónica, las convirtió en unas señoritas, que además de tener ideas propias fueron osadas, inconformes, decididas a romper los moldes de la sociedad recatada y púdica que les había tocado en suerte, en la que la forma tenía más peso que el fondo, el rechazo y sujeción de los pueblos originarios era evidente, se traducía en sometimiento y pobreza.
Estas desfachatadas jovencitas, de honorables familias, a los veinte años empezaron a publicar sus poesías, que antes guardaban celosamente en bellos cuadernos con ilustraciones propias. En 1870 Rita Cetina Gutiérrez, Gertrudis Tenorio Zavala y Cristina Farfán Manzanilla que daba clases de pintura, publicaron La Siempreviva, una revista para expresar sus pensamientos. Sin amilanarse ante dificultades de variada índole, más tarde abrieron un colegio para niñas, dónde la ciencia, el racionalismo y el arte convivían.
Así que Nelly, al nacer, tuvo como herencia una situación familiar cargadita de dones, también de silencios, de suspicacias. Quizás de secretos, sigilos que se oreaban sin recato por las calles, y bordaban novedades de boca en oreja. ¡Muchas cosas pasaban en la Mérida de la Península, cuando Nelly era apenas un bebé! En la calle 69, frente al parque de San Juan, vivió la familia Cetina Albertos. Un nuevo Amílcar había sido el primogénito, después Hernán, la tercera fue Nelly esperada largo tiempo por los padres, y la cuarta: Rita Ofelia. Al nacer Nelly, la temible poliomielitis viral, afectó a muchos niños, a los menores de cinco años. Situación grave, muy alarmante, pues en cuestión de horas invadía el cerebro, la médula espinal, y los chiquitos podían quedar totalmente paralíticos. Nelly, fue una de las víctimas.
El tío doctor, Alfonso Tenorio Albertos, se alertó por la tosecita de la niña; tras un atinado diagnóstico, se hizo cargo del dificultoso tratamiento para la pequeña. Vivieron altas, bajas, angustias, sustos, gustos, congojas; con mucha fe, con la atención esmerada de Ofelia por la grave enfermedad de su hija, con la música sedante y sanadora de Amílcar, con el cariño, las travesuras de los hermanos y la extensa familia, cooperó cada quien, y la temible parálisis infantil, no tuvo mayores consecuencias. Nelly, recordaba de aquellos años, que la sentaban en la ventana con vista al parque, para que se entretuviera.
Tal vez, derivado de la enfermedad, creció el interés de Ofelia por inscribir a Nelly en clases de ballet; fortalecería sus músculos al practicar los ejercicios, aparte de adquirir hábitos y disciplina. Durante sus primeros años seguía la rutina básica, ordenada por el tío doctor, para que se ejercitara en la práctica, tuviera fuerza y tono en sus extremidades, y el proceso diera mejores resultados. En muchos hogares, puertas adentro la situación era aflictiva, pues en Yucatán la crisis económica no daba tregua.
El gobernador, Felipe Carrillo Puerto originario de Motul, prosiguió los cambios iniciados por Salvador Alvarado en cuanto a la educación socialista.
Decidido a transformar su terruño, a ofrecer oportunidades, la Universidad Nacional del Sureste abrió sus puertas para todos, sin distingo. Fomentó el orgullo maya, resaltando los asombrosos adelantos de su cultura y civilización, hasta esos años tan poco estudiadas. Los mismos mayas, construyeron caminos hacia Chichén y Uxmal, con objeto de que acudieran visitantes.
Elvia Carrillo Puerto, hermana de Felipe, estuvo en la Ciudad de México. Fundó en 1919, el año que nació Nelly, la agrupación femenina Rita Cetina Gutiérrez en Motul, que fue la primera organización de mujeres campesinas; la bolchevique y sufragista, la monja roja, como la llamaron, movilizó a las ligas feministas. Estas damas, impartían cursos de educación sexual, e instruyeron a algunos grupos acerca de los anticonceptivos.
La inconformidad de los hacendados en Yucatán, modificó el rumbo. A Felipe Carrillo Puerto, lo pasaron por las armas cuando trataba de embarcarse a Cuba, el 3 de enero de 1924. Escindido el Partido Socialista del Sureste, sometida el ala dominante bajo el poder federal, Yucatán, permaneció sacudido por el choque de facciones, durante más de una década: campesinos
contra hacendados, dirigentes contra obreros; circunstancias que incrementaron la ignorancia, la desigualdad, la embriaguez.
Fueron años de intensos conflictos. Don Amílcar Cetina Gutiérrez, no siempre recibía el sueldo, de por sí raquítico, que le pagaba el erario, eternamente abrumado por tantísimos deudas. Doña Ofelia, sin amilanarse, a todo le encontraba solución y apoyaba a su marido para sacar adelante a la familia. Se dice que aprendió a urdir hamacas, preparaba deliciosos chocolates en tablillas, tuvo facilidad para los cortes de pelo a la moda, gracias a su buena mano no le faltaban clientas, además, cuando era necesario hasta aplicaba inyecciones. Aparte de estirar y cooperar al gasto, zurcía las calcetas, reformaba la ropa de los niños y cuánto se le ocurría. Los cuatro hijos en sus respectivos colegios, necesitaban útiles, tenían compromisos, un sinfín de cosas indispensables, ¡era el cuento de nunca acabar! Por suerte, contó Ofelia con el apoyo de su madre, doña Albertina Tenorio Sansores de Albertos. Y cuando la situación económica apretaba, la familia entera se trasladaba una temporadita, a casa de los abuelos dónde la Chichí los consentía.
Tras el asesinato de Álvaro Obregón, ocupó la presidencia Emilio Portes Gil. Al año siguiente, en Italia, mientras el Estado Pontificio se reducía
conservando la ciudad del Vaticano, los habitantes de la Península sufrían la Gran Depresión, ocurrida en 1929. Nelly andaba por los diez añitos. La pobreza extrema, la falta de alimentos, y por supuesto las enfermedades, asolaban el territorio. El alcoholismo, era causante de graves estragos que al paso de tantos años, todavía cobran cuota. Los hacendados, aprovechando la caída de los precios, redujeron aún más los salarios de los peones. Las Caravanas del hambre se paseaban famélicas frente a la sede del gobernador en turno: Bartolomé García Correa; originario de Umán y en su tiempo, secretario particular de Felipe Carrillo Puerto. La agitación política crecía.
Nelly, cuentan que fue una niña muy inquieta, le encantaba treparse a las enormes matas del patio, pero el baile era su mayor gusto, era una castañuela, graciosa, menudita, inteligente, muy entusiasta y con muchos deseos de participar. Como consecuencia de la polio, ingresó a la primaria con cierto retraso respecto a las niñas de su edad. La inscribieron en el Colegio Consuelo Zavala, institución privada, donde se impartía educación: laica, científica y moderna. Su fundadora y directora, Consuelo Zavala Castillo, había sido discípula de Rita Cetina Gutiérrez.
La maestra Zavala, auspiciada por el gobierno de Francisco I. Madero, estuvo en Europa para conocer y estudiar las nuevas teorías pedagógicas, los cambios, los adelantos necesarios en cuanto a la educación, que muy despacito se modificaba con el laicismo, admitía nuevas corrientes; entre otros aspectos, suprimieron la separación de sexos en las aulas, o el cariz religioso de la enseñanza dando lugar al libre pensamiento.
En este ambiente liberal, feminista, creció y aprendió Nelly durante sus años infantiles. Quizás, más repuesta de la poliomielitis, tal vez por sugerencia del tío doctor, Ofelia quiso que la niña mantuviera las rutinas que mejoraban su salud y le encantaban. Carecemos de la fecha exacta, o el sitio dónde inicio esta actividad, pero Nelly dio sus primeros pasos con zapatillas de ballet, probablemente, en el Estudio de Baile Clásico, domiciliado en la calle 60.
Al mediar 1935, el Sindicato Ferrocarrilero Peninsular, se opuso a las disposiciones del gobernador César Alayola Barrera; la crisis y los disturbios no amainaron. Los ferrocarrileros, la Federación Sindical Independiente, los ciudadanos mismos, y por vez primera los originarios del mayab, protestaron en marchas y mítines.
Para el año de 1937, Yucatán que a principios del Siglo XX surtía al mundo de fibras naturales, había dejado de hacerlo. En agosto llegó a la península el presidente Lázaro Cárdenas. De inmediato, la Asociación de Defensa de la Industria Henequenera se acercó a ofrecer su apoyo. Cárdenas, conocedor de las tretas, de la ambición de los asociados con respecto a los
problemas del campo, ordenó el 8 de agosto, que los peones tenían derecho al ejido. Es decir, que el gobierno otorgaba en propiedad un terreno, a un grupo de personas, para trabajarlo y obtener beneficios. Ofreció también atender las necesidades sociales del campesinado, base del sustento nacional. La aparente calma, de la mano del miedo, fue controlada por fuerzas militares específicas, mientras don Lázaro en la Hacienda de Temozón, dueña de una triste historia como muchas otras haciendas, presenciaba el reparto de los henequenales, la fibra que hasta fines del Siglo XVIII había sido propiedad de los pueblos, la que proporcionaba costales, cables, sogas, resistentes al calor y a los bichos. El reparto afectó, aproximadamente, a quinientos hacendados, propietarios de quinientas ochenta y tres haciendas. Al llegar la década de 1940, las compañías madereras, que desde tiempos de don Porfirio, se dedicaron a deforestar la región costera, desde el límite de Quintana Roo hasta Valladolid, habían logrado con éxito su cometido.
Al año siguiente, llegó a Mérida Nina Schestakova, joven bailarina rusa, causando gran furor y revuelo en los círculos sociales. Nina había nacido, el 28 de diciembre de 1905 en la ciudad de Moscú, justo el año en que Japón venció a Rusia. Alumna de la Escuela Imperial de Ballet, tomó clases con María Bekefi. Veinticinco años más tarde, con gran donaire e inteligencia,
Nina logró viajar a Europa. Primero estuvo en París, de allí pasó a Montecarlo y en 1930 a México.
Años más tarde, invitada por Beatriz Sáinz de Alatorre, visitó Mérida y decidió prolongar su estancia. Al permanecer en la Ciudad Blanca, Nina necesitaba sufragar sus gastos, así que para vivir echó mano de sus talentos, y se dedicó a dar clases de ballet. La conocida pianista, Marusita Medina Domínguez, la acompañó desde entonces en sus clases, presentaciones, y fueron siempre amigas.
El 16 de diciembre de 1938, organizó un espectáculo con sus cincuenta y dos discípulas: Señoritas de la mejor Sociedad Yucateca. Presentaron La Sombra de la Bayadera, obra que se estrenara en San Petersburgo allá por el 1870, inspirada en las bailarinas sagradas de los templos de la India. Amílcar Cetina y Luis G. Garavito hicieron los arreglos orquestales, para cuarenta profesores de orquesta que amenizaron el acontecimiento artístico del año. Señala el anuncio, que las localidades numeradas estaban a la venta en el Estudio de Baile Clásico, domiciliado en la calle 60 número 452, ¿dónde Nelly inició y recibía sus clases? Allí muy cerca del Teatro Principal, que hoy conocemos como Teatro Daniel Ayala.
Nelly, a sus 19 años, cursaba estudios en el Instituto Literario de Yucatán. Más tarde ingresó a la Escuela Preparatoria de la Universidad y asistía contenta y puntual a las clases de ballet con Schestakova. El martes 30 de enero del 1940, se presentó en el mencionado Teatro Principal una función del Comité de Ayuda al Niño Indígena:
…Los niños del campo, desde sus chozas y sus henequenales castigados por el sol, acogerán complacidos el óbolo de sus hermanos de la Capital Yucateca.
En la primera parte del programa, se exhibiría la interesante y educativa película: No basta ser padre. La segunda parte, alternaba música y danza; Nelly ejecutó entonces, de acuerdo al programa: el Baile de la Gitana, de Saint-Saëns. Las alumnas de Nina se lucieron. Para cerrar con broche de oro, presentaron: Dame, fina comedia en un acto, de Luis D. Romero. No faltaron don Amílcar Cetina y Gustavo Río, entrañables amigos desde chicos, como directores de orquesta. Luneta costaba 50 centavos y 30 la planta alta.
En diciembre, para finalizar el año, ofrecieron: En el País de las Maravillas, Blanco y Negro, y el Corsario. En las dos últimas piezas, el libreto y la coreografía fueron creación de la maestra Schestakova. Probablemente, Nina regresó a la Ciudad de México ese mismo año de 1940, pero su enseñanza había dado frutos.
El 21 de enero de 1941, el Poder Ejecutivo representado por el Gobernador Constitucional del Estado, el Ingeniero Humberto Canto Echeverría nombró a Nelly: Profesora de Baile de la Dirección de Cultura Estética. A los veintidós años, Nelly, había superado las secuelas de la poliomielitis, y quedó adscrita a la Secretaría General, de la que recibiría un sueldo. Sus afanes fueron reseñados por los periódicos de la época, pues muchas niñas y jovencitas se dedicaron a estudiar ballet.
El gobernador Canto Echeverría, además de fomentar el arte, constituyó el Gran Ejido Henequenero, pero en 1942, se revocaron en Yucatán, las expropiaciones de fincas dedicadas a trabajar la fibra, decretadas por el presidente Lázaro Cárdenas. Ocupaba la gubernatura del Estado: Ernesto Novelo Torres. La Segunda Guerra Mundial, favoreció una vez más la venta del henequén, pues los Estados Unidos necesitaban la fibra. No obstante, los directivos de Henequeneros de Yucatán, volvieron a sobresalir por sus corruptelas y volvieron a explotar a los campesinos. Las cantinas brotaron tan rápido como la verde frescura en la tierra, y en ellas se gastaban los peones los miserables veinte pesos a que ascendía su pago semanal, tras las agotadoras jornadas. La ambición, ese apasionado deseo que en muchos seres humanos nunca llega a saciarse, mantenía en vilo a la Península.
En abril del mismo año, se anunció que el barco tanque Tamaulipas fue hundido frente a las costas de Florida, por un submarino alemán. El 14 de mayo, en la misma zona, 14 tripulantes del petrolero mexicano el Potrero del Llano perdieron la vida en un nuevo ataque y el 21 El Faja de Oro, que fue hundido por un submarino del Eje, contó 7 tripulantes muertos. Mientras, los gobiernos de Alemania, Italia y Japón, se negaban a recibir las protestas diplomáticas del gobierno de Manuel Ávila Camacho, hubo manifestaciones de protesta. El 28 de mayo de 1942, se declaró el estado de guerra entre México y las potencias del Eje. Por Bando solemne, todo el país participaba, aparte, la fiebre tifoidea hizo su aparición, Washington recibió ocho millones de dólares, pago de una tercera parte de la indemnización a las compañías petroleras, y Francia, un sexto abono por los daños causados durante la Revolución.
Por ley, se estableció la Campaña Nacional contra el Analfabetismo. Ávila Camacho, señaló que TODO mexicano entre los 18 y los 60 años, tenía obligación de enseñar a leer y escribir a uno que no supiera. En esas fechas hubo tormentas torrenciales en el país, temblores, muchos accidentes y trifulcas en la Universidad por aquello de la Autonomía. Todavía durante el gobierno de Ávila Camacho, se erogaron dos millones y pico para la alfabetización e informaron, que sólo en el Distrito Federal, 82 mil ya practicaban la lectura. En octubre fue inaugurada la Escuela Normal Superior, pensando en los maestros. El 28 de diciembre el presidente, a punto de concluir su sexenio, hizo entrega de los inhóspitos terrenos del Pedregal de San Ángel, plagados de alimañas, para la construcción de la Ciudad Universitaria.
El gobernador Novelo le renovó a Nelly su interinato como profesora de danza en enero de 1944. Muy empeñosa, al terminar la Preparatoria, seguía en su empleo de maestra de ballet, bajo la Dirección de Cultura Estética. Se inscribió en la Facultad de Jurisprudencia, y paralelamente a sus actividades de danza, durante los años de 1942 a 1944, cursó las materias correspondientes para ser abogado.
Transcribo una nota manuscrita:
Nelly:
Como mujer de talento, día glorioso en el camino de tu historia… atractiva incógnita por los senderos de tu inquietante sensibilidad.
Admiración hacia ti que en plenitud de ahora haces tuya la cruz de la justicia… que en la vaguedad de tus claras pupilas se antoja símbolo de sacrificio…
Divagaciones del pensamiento que el corazón ata y te envía en sincera felicitación.
Addy
Julio de 1948.
Al siguiente año, concluyó Nelly sus estudios en la Facultad de Jurisprudencia. Obtuvo su título, con la tesis: La Sucesión del Patrimonio de Familia, donde considera que dichos trámites son inadecuados, pues además de las complicaciones y lentitud para lograrlos, ocasionan elevados gastos a los interesados. Los padres y hermanos celebraron el acontecimiento en el Edén Concert y ella obtuvo el Título de Abogado, el 12 de diciembre de 1949.
También ese año, en la Sala de Conciertos José Jacinto Cuevas, se presentó otro festival de Danza; 13 de las jovencitas eran alumnas de Nelly y el resto del elenco, tomaba clases con María del Socorro Cerón Herrera. La dirección musical fue de don Amílcar Cetina y al piano estuvo doña Mercedes Rejón de Manzanilla.
Tal vez, desde que era pasante, Nelly apoyaba a sus hermanos, Amílcar y Hernán, en el Bufete Cetina Albertos. Al mismo tiempo, quizás con ayuda familiar, aparte de sus clases de ballet, que eran su verdadero gusto y vocación, se dedicó a estudiar y tramitar lo conducente para obtener el título de Notario.
Un Notario, debe ser un abogado con amplios conocimientos, sólida formación y conciencia; es el funcionario público que da fe de los actos realizados en su presencia, actos de los que derivan derechos y obligaciones de los ciudadanos: redacta y autoriza documentos importantísimos como: testamentos, escrituras, contratos de compra y venta. El notariado era durante esos años, un espacio eminentemente masculino, las mujeres, al no tener la ciudadanía, no podían aspirar a dicho cargo. Todavía en enero de 1947, el Diario Oficial había publicado una ley muy ambigua, sobre la participación femenina en este ramo.
En el Estado de Yucatán, se fueron dando modificaciones. Se mantuvo el fomento a la industria cordelera, aunque ya había terminado la Segunda Guerra Mundial y el declive del producto era evidente. Se inauguraron fábricas de cerveza, de refrescos, de pastas y de galletas, que muy poco han cooperado a la salud de la población. En 1949, se reformó la Ley Electoral; los ciudadanos deberían estar empadronados para poder votar. Un arduo camino para México, que comprendía un territorio extenso, con características propias en cada zona, y una población disímbola, de crasos contrastes.
El aislamiento de la Península, las dificultades para comunicarse con la Ciudad de México y el resto de la República, no eran únicamente las distancias; la accidentada geografía representaba un inconveniente grave para lograrlo. En aquellos tiempos, quienes iban a la capital, debían navegar de Progreso a Veracruz, o viceversa, y el Golfo de México no se distinguía por su placidez, ni las embarcaciones por su seguridad o comodidades; los viajeros debían enfrentar una travesía larga y aventurada. Platicaba mi abuelo, de cuando navegó a Payo Obispo, hoy Chetumal, que al encabritarse la mar, tuvieron que amarrarlos a la embarcación para evitar desaparecidos.
Tras la azarosa navegación, del Heroico Puerto de Veracruz a la capital, los pasajeros se traqueteaban largas horas en el ferrocarril, aunque admirando espléndidos paisajes. La comunicación de Yucatán fue dificultosa; resultaba más sencillo viajar a Cuba, los Estados Unidos o incluso Europa. Pasado el medio siglo, durante los sexenios de Echeverría (1970-1976) y López Portillo (1976-1982), empezó a cambiar la cosa, cuando desecaron los pantanos de Tabasco y Campeche, dando origen a otras serias calamidades. Finalmente, se pudo viajar por carretera, invirtiendo dos días. Luego, se unieron los Ferrocarriles Nacionales, con la red ferroviaria existente en la Península. Respecto a la transportación aérea, Mérida tuvo aeropuerto, inaugurado el 15 de febrero de 1929. Se llevó a cabo la renovación de las instalaciones en 1968. Lógico, sólo unos cuantos podían asumir los altos costos.
Al mediar el Siglo XX, Nelly, era considerada una: …intelectual, elemento de valía del grupo joven de la mujer yucateca, señala la revista Tierra, en su número 57, publicado el 24 de enero de 1950.
En sus páginas aparece un artículo escrito por ella bajo el título:
LA EDUCACIÓN CÍVICA DE LA MUJER.
Opina la autora, que en Yucatán la educación cívica sufría retraso, pues siendo la EDUCACIÓN CÍVICA la materia que imparte los: …derechos y obligaciones en la vida social… se aprendía únicamente en la Escuela de Jurisprudencia, y aunque en algunos planteles se mencionaba la Educación Moral y Cívica, en ocasiones sólo la aprendían los alumnos varones, y a veces tampoco ellos. Nelly, considera rezagada la condición femenina: primero, la falta de instrucción, y segundo, la dependencia económica que siempre la mujer ha tenido respecto al sexo masculino.
Habla del cambio en la enseñanza, que abrió espacios para las mujeres: …ocupan lugares prominentes como taquígrafas, otras como traductoras de idiomas, etc… piensa que gracias a un mejor nivel de instrucción, el género femenino ha superado la ineptitud intelectual y pueden participar en la política: …Por virtud de su capacitación general, la mujer está ya en condiciones de poder desempeñar esos cargos en beneficio del pueblo que la elija.
Nelly fue sin duda desde la Danza y el Derecho, una luchadora a favor de sus congéneres.
Apenas cumplidos los 31 años, el Poder Ejecutivo del Estado de Yucatán le otorgó a Nelly la Patente de Aspirante de Notario. Tres meses después de haber recibido su título de Abogado, el 20 de abril de 1950, empezó su capacitación en la Notaría Número 23, propiedad del licenciado Enrique Cámara Heredia. El 17 de agosto de ese mismo año, tanto el Gobierno Estatal como el Consejo de Notarios del Estado, le expidieron su tarjeta de identificación con fotografía, acreditándola como Notario Público:
El C. Lic. NELLY CETINA ALBERTOS
cuyo retrato y firma van al margen, es NOTARIO PÚBLICO del Estado, en ejercicio, y se le expide esta Tarjeta de identificación para que las autoridades le presten toda clase de ayuda como Funcionario Público dentro del orden legal.
El 23 de mayo de 1951, Nelly tuvo Notaría propia, la Número 43. La consulta de los libros de Protocolos de dicha Notaría, es un campo abierto a futuros historiadores. Por el momento, no fue posible revisarlos ni en el Archivo General de Notarías, ni en el Archivo General del Estado de Yucatán. Quizá se encuentren en el Archivo Notarial Reservado.
Los cincuenta, del pasado siglo XX fueron para Nelly quizás un tanto dificultosos. Se cuenta que Nelly se casó joven, con un abogado, ¿fiel al ramo de su profesión? Sin embargo, la pareja dejó de serlo. En un círculo de tenaz preocupación por las apariencias, el qué dirán, este trámite no debió ser fácil para ella. Murió Consuelo Zavala, maestra de varias generaciones de la familia. En abril del 57, el popular Pedro Infante perdió la vida en el aeropuerto de Mérida, la gripe afectó a más de un millón de personas durante las semanas de julio, en agosto hubo fuertes temblores y en la capital de la República, hasta el Ángel de la Independencia terminó por los suelos, aunque la recién construida Torre Latinoamericana, con sus 43 pisos, pudo oscilar sin derrumbarse. El 22 de ese agosto murió don Amílcar Cetina de un infarto al miocardio, dolorosa e infausta pérdida para la familia, los seres queridos y la música, don Amílcar fue uno de los fundadores, y más tarde, director de la Orquesta Sinfónica de Yucatán.
Sin fecha ni firma, encontré en el archivo de Nelly una larga y emotiva carta de sus alumnas. Transcribo un párrafo:
…Amiga y maestra incomparable: sólo nosotras las que hemos estado pendientes del hilo dulce de su voz, como si con él hubiera atado todas las fibras sensibles de nuestras almas, nos hemos percatado de sus recónditas vibraciones en las cuales ponía el filtro hechizador, el imán atrayente y vigoroso de su espíritu de arte, de su temperamento pasional y artístico que sabía comunicarnos en los complicados ejercicios de la danza…
Nelly Cetina Albertos, prosiguió sus actividades cotidianas. Ya desde muy joven, en 1945, había conocido al declamador argentino Mauricio Todoro
Sol, ambos frecuentaban los grupos bohemios, los círculos intelectuales de la variopinta sociedad meridana; asistían a reuniones en casa del escultor colombiano, Rómulo Rozo, autor del Monumento a la Patria. La amistad de Nelly con Mauricio Todoro se fue transformando, hasta que decidieron hacerse novios en 1966; dos años más tarde hubo boda por el civil. Instalados en Yucatán, eran una apreciada pareja, en la que cada cual se dedicaba a sus trabajos e intereses, sin descuidar su entrañable relación.
En 1971 los Notarios Latinoamericanos decidieron hacer su XI Congreso Internacional en Grecia, en la ciudad de Atenas y Nelly asistió como delegada de Yucatán. Rita Ofelia, la hermana menor de Nelly, que había estudiado Química, tal vez disgustada, por uno de esos amores que nacen con la lengua atravesada… como dice la canción, presentó un cuadro de parálisis que la postró en una silla de ruedas; siguió trabajando con sus hermanos hasta el 1974, año de su muerte. En el mes de marzo del 79, doña Ofelia Albertos de Cetina sufrió una trombosis. La vida y sus abruptos trastrueques.
Mauricio Todoro Sol fue un distinguido declamador, o sea, que de manera artística decía una composición, ya fuera en prosa o en verso, con ritmo y cadencia. En compañía de Nelly viajaron por distintos países de América Latina, donde tuvo reconocimiento. Llegaron a Buenos Aires en 1981 pues Mauricio se presentaría en la VII Feria del Libro del Autor al Lector. Tengo entendido, que estando en Coronel Suárez, disfrutaban de la piscina, cuando de pronto, justo al tocar el agua, a Mauricio le sobrevino un paro cardiaco. Murió instantáneamente, dejando a Nelly sola, lejos, y en la tristeza más profunda.
Las espantosas despedidas, el largo viaje de regreso a Mérida, encontrar una casa vacía de la presencia de Mauricio y repleta de su recuerdo, fue seguramente muy doloroso, difícil de superar. Nelly envió más tarde al periódico Novedades, las condolencias que recibió posteriormente de la Sociedad Argentina de Escritores, de la que transcribo un párrafo:
Querida señora, reciba en mi abrazo el testimonio de todos los poetas argentinos que tanto admiramos a Mauricio Sol, y no olvide que en esta sociedad encontrará siempre el afecto de sus amigos argentinos.
Posterior a la pérdida del 1981, son escasos los documentos sobre el quehacer de Nelly. En 1982 el Consejo de Notarios de Yucatán, le otorga un diploma reconociendo sus 32 años de labor. Localicé en el archivo particular, dos constancias del año 1987, ambas fechadas el 29 de mayo. El gobernador del Estado Víctor M. Cervera Pacheco, cancela la Patente de Nelly como titular de la Notaría Pública Número 43. En el otro documento, fechado el mismo día, mes y año, el gobernador Cervera Pacheco le concede a Nelly:
Fe pública y autorización para ejercer funciones de Notario Público en el Estado, como titular de la Notaría Pública Número 82 del Municipio de Hunucmá con sujeción a las disposiciones de la Ley del Notariado vigente.
En estos dos documentos de carácter oficial, está al calce la firma y nombre del gobernador Víctor M. Cervera Pacheco, del secretario de gobierno, abogado Orlando A. Paredes Lara; el secretario del Consejo de Notarios, cuya firma es ilegible, no anotó su nombre. Especifica que está registrado a folios 66 del Libro I, “Registro de Notarios”, fechado a 11 de junio de 1987.
En la década siguiente, el 1992, nuevamente el Consejo de Notarios le agradece su desempeño en la Presidencia del Consejo, de 1969 a 1970. En 1993 por el X Aniversario del Instituto de Cultura de Yucatán, la gobernadora Dulce María Sauri Riancho, reconoce su:
…contribución estética de la danza en Yucatán, y la aportación de su talento en esta expresión artística.
Se conserva un Diploma de Honor: Por haber sido Maestra Pionera de la Escuela de Ballet de Bellas Artes, fechado en 1996 y con la firma de la profesora Aída Rosa Villa de Soberanis. El Club de Leones de Mérida, agradeció en 1997 a Nelly y a su esposo Mauricio Sol: Por su extraordinaria labor, meritorio desempeño y entrega, en las actividades del mencionado Club. Como broche de oro, en mayo de 1999, el gobernador Víctor Manuel Cervera Pacheco, le otorgó el diploma que la nombra MAESTRO EMÉRITO.
En el Diario de Yucatán fecha 23 de abril del 2000, se publicó una entrevista que le hicieron a Nelly con motivo de sus 50 años como Notario Público:
“…Entre mis satisfacciones puedo decir que llegué a donde quise, pues ejercí mi profesión además de haber destacado en otra faceta que me gusta mucho, como lo es la danza clásica, por la que el gobierno del Estado me ha entregado varios reconocimientos, además de que fui maestra pionera de la Escuela de Bellas Artes.”
Abogado, notario, pero ante todo bailarina; Nelly dedicó su vida a esa actividad que la hacía feliz, sin descuidar sus deberes con la familia, pues trabajó en el bufete de sus hermanos, igualmente profesional en el ramo de la jurisprudencia. La danza clásica fue su gusto y orgullo, aparte de que fue el medio para superar las secuelas de la poliomielitis, la creación estética la hizo florecer. Fue bailarina y a la vez amiga y protectora de la bailarina rusa que de joven la guió en este camino.
Nelly compró una casa en la Colonia Jardines de Mérida y allí vivió Nina con Marusa Medina. Cuando ya no pudieron vivir solas, pasaron al Asilo Brunet Celaraín donde estuvieron atendidas sus últimos años. Allí, una tarde, reborujando sus recuerdos, Nina les contó a Nelly y a Maritere Herrera, que muy jovencita, en Moscú, se había casado con un carnicero para no pasar hambre. Y cuando el Ballet Bolshoi visitó la ciudad de Mérida, fueron a verla al asilo. Nina pudo con inmensa emoción contemplar parte del espectáculo de sus paisanos, rememorando sus propios triunfos, además de recibir emotivas muestras de afecto.
Nelly, esos últimos años tuvo un cariño especial y muy grande por Mauricio, sobrino nieto, que le dio muchas alegrías desde que nació en 1998. Elo y Roberto, padres del pequeño, gozaban las visitas de la abuelatía. Cada vez llegaba con alguna sorpresa o novedad para: la luz de sus ojos. Nelly y Mauricio se desbarataban en besos, arrumacos, y juegos, en cuanto ella aparecía; lo mismo comían chocolates, que abrían una cajita mágica preparada para inventar fantasiosos mundos, o ella, con un pañuelo blanco, amarraba un ratoncito que corría por su brazo, ¡y de pronto! escapaba para hacerle cosquillas a Mauricio, que se retorcía a carcajadas.
Una tarde al chiquito, ya de 4 años, se le antojó hacer galletas; los dos se pusieron manos a la obra, enharinados y felices. También les encantaba jugar busca-busca, Nelly, ágil y vigorosa, se metía entre el sofá y la mesita, para que Mauricio tuviera más emoción al encontrarla.
–Era realmente un gozo verlos a los dos jugar, reírse, divertirse, ella se volcaba completamente a estar y disfrutar con Mauricio, se sentía esa energía de amor y felicidad.-
Rememora Elo con una sonrisa.
Reunir trocitos de una vida, intentar recrearla a partir de un montón de papeles ya viejos, deteriorados, es un delicado quehacer, un trabajo de paciencia y dedicación, como bordar con matices y claroscuros el complicado paisaje de un tapiz. Arrimar unas letras con otras, permite entrever cómo pudo haber sido su cotidiano vivir, sus penas, sus alegrías, su esencia y ese su propio mundo que le sirvió de escenario; reconstruirlo es intentar rescatar del olvido, una parte de su memoria y sus sueños.
Nelly se despidió con el año. En diciembre de 2004 una pulmonía dio inicio al desprendimiento de su cuerpo. El día 30 voló al infinito con sus zapatillas de ballet.
María Teresa Herrera Albertos
María Teresa Bermúdez.
Mérida de Yucatán – Verano de 2023
AGRADECIMIENTOS:
Eloísa Canto de Durán. María Elisa Cetina Loría.
Frithjof Brauns.