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Relatos

¿Será el olvido lo que mata?

By 1 noviembre, 2020mayo 14th, 2021No Comments

En los últimos años, La Catrina se ha vuelto muy común; el  2019, Coco la película, emocionó con el Día de Muertos.

Esta costumbre ancestral se ha vuelto moda, por eso vemos calacas coloridas y dientonas por todos lados y a todas horas. La dualidad pertenece a nuestra esencia. Celebramos a los difuntos de manera particular. Retomemos lo propio sin perder lo que hemos sido. Seamos congruentes con nuestro pasado. Noviembre es mes de brumas, neblinas, a veces tempraneras a veces duran más rato, a según dónde aparezcan. Llegan las mariposas y dicen que son las almas de los que ya murieron, de los ancestros. Y la muerte ronda, acecha, pasa juntito, y nosotros con el susto de que nos lleve. Y peor ahora que estamos tan espantados del coronavirus,  con tapabocas, encierro, incertidumbre. 

Yo pienso que la muerte es muy triste, porque dejas de estar con la persona amada. Ya no puedes tocarla, abrazarla, mirarla a los ojos, ni hablar con ella. Se vuelve vacío, abandono, carencia, una tristeza que nos conduce a un duelo.

¿Y porque nos da tanto temor, la única certeza que nos ofrece la vida?

¿Y qué ocurre con quien se murió?

¿Será verdad que unos van al cielo y otros al infierno, o de pasadita a un purgatorio?

¿Existirá el Paraíso, Nirvana, Tlalocan o cualquier lugar de regocijo eterno, sin tedio ni aburrición?

¿O será que la energía, continúa en circulación perenne, dando vueltas, paseando por dónde se le antoje?

¿Se reencarna o al dejar de respirar se extingue la materia de lo que fue el ser humano?

Las preguntas sin respuesta son innumerables. Es inútil el interrogatorio. El único consuelo que podemos tener lo encontré en una canción Oaxaqueña, de Don Andrés Henestrosa:

La Martiniana

Niña, cuando yo muera

no llores sobre mi tumba

canta sones alegres mamá,

cántame la zandunga.

Niña cuando yo muera…

  no me llores, no, no me llores, no,

porque si lloras yo peno,

en cambio si tú me cantas

yo siempre vivo, yo nunca muero.

Lucero de la mañana,

el rey de todos los sones,

canta a Martiniana: ¡Ay, mamá!

que alegre los corazones.

Lucero de la mañana…

no me llores, no, no me llores, no

Si quieres que no te olvide, 

si quieres que te recuerde,

canta sones alegres, mamá,

música que no muere. 

No sé ni entiendo bien a bien lo que es la muerte. Sí sé y entiendo el dolor que causa en los vivos. Y precisamente, pensando en los difuntos, me parece muy acertada la letra de La Martiniana. El doliente con el canto, la música, mitiga su pena. El ausente ¡quién sabe! Es bonito recordarlo con amor y no dejar que se esfume en el olvido.

María Teresa Bermúdez

    Yucatán-México  Mes de Mariposas 2020.

Agradecimiento: Eurídice Monsreal, detectora de repeticiones, comas, puntos y etcéteras que no deben ser.