Voy a contarles un poco, de los personajes que transitan por estos días, en que empezamos un nuevo año. La historia de José, María, y el niñito Jesús ya se la saben, y ya festejamos en Navidad el cumpleaños del niñito.
Están por llegar los tres REYES MAGOS, ahorita el 6 de enero, y a lo mejor, ustedes no saben bien a bien, quienes son esos señores. Les confieso que a mí me faltan datos y tengo lagunas de conocimiento, pero lo que yo viví, y lo que encuentro congruente, se los voy a contar.
Pues según he leído y escuchado, esos tres señores fueron descendientes de Noé, el que anduvo navegando durante el Diluvio Universal, ese tormentón que cuenta la Biblia, duró un montonal de tiempo, inundó al mundo, y nomas sobrevivieron los que se habían empericado en el Arca de Noé, con muchas parejas de animalitos. Cuando amainó la tormenta y las cosas volvieron a su cauce, cada cual bajó a tierra y fue a instalarse donde quiso. Eso se cuenta.
Esos tres, conocidos por magos, eran gente sabia, con muchos conocimientos. Se dedicaban a investigar, a estudiar el infinito, las plantas, los animales. Pertenecían tal vez al culto de alguna religión; en aquellos años las cosas fueron muy distintas. Lo que sí es segurísimo es que se dedicaban a la astronomía, es decir, observaban el movimiento de los astros, y podían enterarse de algunas cosas de las que el resto de los mortales, ni idea tenía. Los sabios en aquel entonces, se comunicaban entre ellos, participando a otros sus descubrimientos e ideas; aunque no había internet, ni Whatsapp, trabajaban juntos en entender cuanto iban averiguando.
Al darse cuenta del movimiento de las estrellas, estos magos, lo relacionaron con lo que habían leído acerca del Nacimiento de Jesús, y decidieron ir a conocerlo. En aquella lejana época, pensaban que sólo había TRES continentes: Europa, Asia, y África, y por lo tanto, un MAGO, o sabio, de cada uno de estos tres continentes se presentó a llevarle regalos al niño Jesús.
No sé quién inventó los nombres, pero hablan de Melchor, que era Europeo, Baltasar, venía desde África, y Gaspar, viajó desde el Oriente Medio. Por este motivo o razón, cuando más tarde descubrieron América, a las gentes que encontraron en tierras que no conocían, les llamaron INDIOS, pensando que habían llegado a las Indias Orientales, una parte del Oriente Medio. ¡Qué rollo!
Pero fíjense que hay también otros detalles. El tres es un número mágico, que forma el triángulo, y en el cristianismo, existe la Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, un ¡Misterio! También debemos recordar, que el culto a los REYES MAGOS, apareció en Alemania, pues los países del norte de Europa fueron cristianizados muy poco a poquito, y de cada lugar se fueron agregando cosas, como por ejemplo el árbol de Navidad, que viene de esos lugares donde el invierno es muy frío, con nieve, y son meses de mucha oscuridad.
Coinciden estas épocas, con el inicio del comercio de esclavos de África, que vendían en Europa. Y de ahí, que a Baltasar lo declararon oriundo de Etiopía. Todo esto ocurrió a lo largo de siglos, no crean que pasó de la noche a la mañana, pues tardaron en acomodarse estas creencias, otras se agregaron, como les decía del árbol; las cosas cambian, se renuevan, hasta llegar a nuestros días.
Todo ello ocurrió tiempo atrás, y durante los años en que algunos personajes quisieron tener más poder y dominio; eso era en la Edad Media, cuando los SEÑORES FEUDALES, en Europa, querían aumentar sus territorios, y muy despacito, empezaban a formarse los diferentes países que hoy conocemos. Para tener más fuerza, hicieron alianzas con el Papa, al que se consideraba el representante de Dios en la tierra, y el Papa, que también necesitaba apoyo, los UNGIÓ, dijo que eran ELEGIDOS por Dios, y ZÁS, aparecieron los REYES; ahora que han pasado tantísimos siglos, y como los tres de quienes hablábamos eran famosos e importantes, les llamaron REYES MAGOS, a esos que fueron a ver al niño Jesús, llevándole oro, incienso y mirra; se mantuvo esta tradición y hoy en día, también a nosotros nos traen regalos.
Quizás me dirán que cuanto invento, pero creo que son inventos maravillosos, que nos aligeran y alegran la vida. El inicio de cada año es un nuevo comienzo, que llega tras la oscuridad y el frío de los meses invernales. Les confieso que desde niña, yo, mucho tiempo viví convencida, de que había visto a Baltasar en la escalera de mi casa, y esa certeza de entonces, hasta hoy a mis ochenta años, me da gusto y contento cuando se presenta en mi memoria: veo aún el turbante amarillo, con una pluma y una piedra en el centro, la misma capa azul brillante, y la babucha dorada, que según yo, alcancé a vislumbrar. Aunque quizás no vi nada, y fue producto de LA LOCA DE LA CASA, como llamaba Santa Teresa de Ávila a la IMAGINACIÓN, y lo sigo disfrutando.
La llegada de los REYES MAGOS era en nuestra casa, un acontecimiento muy celebrado, creo que hasta nos portábamos medio bien y obedecíamos a la primera. Días antes, cada uno escribía su carta, limpiecita y sin borrones, esmerándose en hacer buena letra, contándoles cosas, y explicando lo lindos y obedientes que éramos, y qué regalos queríamos. La noche anterior, con gran emoción y muchísimo cuidado, boleábamos un zapato, no me acuerdo si los dos, para ponerlo abajo del Nacimiento, y que no se fueran a confundir los regalos.
El siguiente paso, igual de importante, consistía en poner cubetas de agua en el patio, para que el camello, el elefante, y el caballo, tuvieran qué beber. Con los hijos, aumentó el jolgorio, pues a las cabalgaduras les ponían su agüita en el jardín, pero a los TRES REYES MAGOS también les dejaban su tentempié: galletitas horneadas por ellos mismos, una torta de jamón, que les preparaban con mucho cariño, y hasta su cervecita fría, no fuera a ser que pasaran penurias.
Espero haber explicado con claridad lo de los REYES MAGOS, que siguen siendo para mí unos personajes extraordinarios. No se olviden de escribir su carta, bolear su zapato, y portarse bien, sin aburrirse. Apapachos a todos los niños y no tan niños.
María Teresa Bermúdez
Enero 2024